10.15178/va.2019.146.113-135
INVESTIGACIÓN

UNA APROXIMACIÓN AL POPULISMO EN LA FIGURA DE DONALD TRUMP

An approach to populism in the Donald Trump figure

UMA APROXIMAÇÃO AO POPULISMO NA FIGURA DE DONALD TRUMP

Rafael Barberá-González1 Doctor en Periodismo por la Universidad San Pablo-CEU, licenciado en Periodismo por esta Universidad y licenciado en Derecho por la UCM. Profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM y en la Facultad de Comunicación de la UFV.
Félix Martín del Fresno1

1Universidad Complutense de Madrid. España.

RESUMEN
Europa y América Latina han sido los escenarios donde el populismo ha crecido con mayor rapidez. Sin embargo, este fenómeno ha ido surgiendo también por otros lugares que parecían no tener esta tradición y tampoco tenían los cimientos para que pudiera crecer. La irrupción de la figura de Donald J. Trump ha hecho que muchos analistas vean que el populismo ha calado en Estados unidos. Aunque este término conlleva una connotación negativa su investigación se ha convertido en actual, creciente y multinacional. En este trabajo se analizará la figura del presidente de Estados Unidos para comprobar si en sus discursos hay enfoques populistas. Y para ello habrá que comprender este concepto, sus diferentes aproximaciones y se deberá conocer cuál es la realidad histórica del populismo en este país.

PALABRAS CLAVE: populismo, Estados Unidos, Trump, concepto, discurso, historia, elecciones, presidente, política

ABSTRACT
Europe and Latin America have been the scenarios where populism has grown fastest. However, this phenomenon has also been emerging in other places that seemed not to have this tradition and did not have the foundations for it to grow. The emergence of the figure of Donald J. Trump has made many analysts see that populism has permeated the United States. Although this term carries a negative connotation, its investigation has become current, growing and multinational. In this paper, the figure of the president of the United States will be analyzed to see if there are populist approaches in his speeches. And for that, it will be necessary to understand this concept, its different approaches and it will be necessary to know what is the historical reality of populism in this country.

KEY WORDS: populism, United States, Trump, concept, speech, history, elections, president, politics

RESUME
Europa e América Latina foram os cenários onde o populismo cresceu com maior rapidez. Porém, este fenômeno foi surgindo também por outros lugares que pareciam não ter esta tradição e tampouco tinham os alicerces para que pudesse crescer. A irrupção da figura de Donald J. Trump fez que muitos analistas vejam que o populismo se há estabelecido em Estados Unidos. Embora este término implica uma conotação negativa, sua investigação se converteu em atual, crescente e multinacional. Neste trabalho se analisara a figura do presidente dos Estados Unidos para comprovar se em seus discursos há enfoques populistas. E para isso haverá que compreender este conceito, suas diferentes aproximações e conhecer qual é a realidade histórica do populismo neste país.

PALAVRAS CHAVE: populismo, Estados Unidos, Trump, conceito, discurso, história, eleições, presidente, política

Correspondencia: Rafael Barberá González. Universidad Complutense de Madrid. España.
rbarbera@ucm.es
Félix Martín del Fresno: Universidad Complutense de Madrid. España.
felixmartindf@gmail.com

Recibido: 08/10/2018
Aceptado: 11/01/2019

Como citar el artículo
Barberá González, R., y Martín del Fresno, F. (2019). Una aproximación al populismo en la figura de Donald Trump. [An approach to populism in the Donald Trump figure]. Vivat Academia. Revista de Comunicación, 146, 113-135. http://doi.org/10.15178/va.2019.146.113-135 Recuperado de http://www.vivatacademia.net/index.php/vivat/article/view/1134

1. INTRODUCCIÓN

El populismo no surge de forma instantánea, es decir, han de darse una serie de elementos que signifiquen una ruptura populista. En la actualidad hay muchos países que siguen inmersos en problemas económicos como consecuencia de la crisis de los últimos años, algo que se ha convertido en la clave para el asentamiento de este tipo de movimientos. A esto se unen la ola de atentados terroristas perpetrados por el autodenominado Estado Islámico y el fenómeno de la inmigración, que han provocado también el auge de actores con características propias del populismo de derechas.
El líder quiere ser parte del pueblo o al menos alejarse de los políticos que ostentan el poder y, según Panizza, legitima su persona política debido a su éxito en los negocios o en otras actividades privadas que le han llevado a la cúspide de la sociedad (Panizza, 2009). Un ejemplo de esto bien pudiera ser Donald Trump.
Su éxito proviene de dotar de esperanza al pueblo, pero, de acuerdo con Mouffe, “esta esperanza es ilusoria, basada en falsas premisas y en mecanismos inaceptables de exclusión, donde la xenofobia generalmente juega un rol central (…) y su pretensión de ofrecer una alternativa resulta seductora” (Mouffe, 2009).

2. OBJETIVOS

El objetivo principal de este trabajo es saber si Donald Trump articuló su discurso basándose en el populismo con el fin de llegar al electorado y captar su voto.
Se pretende también saber cuáles fueron las técnicas empleadas y si tienen relación con el populismo.

3. METODOLOGÍA

La base del diseño metodológico de este trabajo es el análisis de contenido del discurso de Donald J. Trump.
Un análisis de contenido que es objetivo y sistemático. Se trata de impedir cualquier intervención subjetiva y, además, implica que los contenidos seleccionados deben explicitar las reglas en el proceso de codificación aplicadas (Ortega y Galhardi, 2013).
Los discursos analizados son el pronunciado el 21 de julio de 2016, momento que acepta la nominación como candidato republicano a la Casa Blanca, y el pronunciado el 20 de enero de 2017, día que juró el cargo como el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos de América.

Como sistema de codificación de los discursos se tiene en cuenta a Van Dijk (1996) y así se analizan:
1. Género
2. Forma de hablar
3. El uso de las palabras
4. Las modificaciones sintácticas
5. Tono

4. DISCUSIÓN

4.1. Concepto de populismo

4.1.1. Aproximación al concepto

El populismo ha sido estudiado por numerosos autores con el fin de establecer una definición clara y precisa. Aunque no existe un consenso académico respecto a su significado, sí lo hay desde una perspectiva analítica.
Ernesto Laclau sostiene -inicialmente- que el término puede ser un movimiento, una ideología o una práctica (Laclau, 2009). En las dos primeras acepciones, llamarlos populistas involucraría diferenciar el populismo con ideologías o movimientos como el ‘fascismo’, ‘liberalismo’, etc. Si se considera como una práctica política, habría que analizar las actividades políticas de los sujetos como máxima expresión de su naturaleza interna. Otra alternativa sería que esas prácticas no muestren la naturaleza de los sujetos, sino que la constituyan. Si esta afirmación es correcta, considera que “podríamos decir que un movimiento no es populista porque en su política o ideología presenta contenidos reales identificables como populistas, sino porque muestra una determinada lógica de articulación de esos contenidos”.
Por su parte, Panizza, ya citado, destaca algunas situaciones de surgimiento del populismo, que casualmente coinciden con épocas de agitación social, política, cultural y económica, además de que las formas de identificación no están establecidas. Entre ellas se encuentra la realidad de que, ante un desorden social y la pérdida de confianza en las competencias de las instituciones políticas para restaurarlo, un candidato debe aparecer como alguien independiente al establishment para ser elegido. Así lo hizo el líder analizado en este caso, Donald Trump.

4.1.2. Otras acepciones sobre populismo

Es importante tener en cuenta a la hora de hablar de ‘populismo’ la distinción que realiza Panizza (2009) sobre tres aproximaciones o enfoques al término, que dentro de ellas tienen sus variaciones. La primera es la que denomina como ‘generalizaciones empíricas’, que consiste en analizar supuestos casos de populismo con el fin de obtener unos rasgos definitorios que podrían ofrecer una serie de atributos para definir el término.
El segundo enfoque, denominado ‘explicaciones historicistas’, pretende relacionar el populismo con un periodo histórico, formación social o conjunto de circunstancias históricas específicas.
El tercero es el que se considera como el ‘enfoque no-esencialista’. Es una mezcla de los dos anteriores, sin embargo, este entiende el populismo como un discurso anti statu quo que reduce el espacio político mediante la separación simbólica de la sociedad entre el ‘pueblo’ (como los de ‘abajo’) y su ‘otro’ (la ‘élite’).
Edward Shils señala, por su parte, que el populismo implica la suposición de dos principios esenciales: el predominio de la voluntad del pueblo y la interrelación entre el pueblo y el gobierno (Shils, 1956). En otras palabras, “el populismo se ha utilizado para describir cualquier movimiento que invoque el nombre del pueblo” (Worsley, 1969). Sin embargo, esta afirmación no es tan rigurosa porque, en la política moderna, todo discurso apela al pueblo o dice hablar en nombre del mismo, lo que haría imposible averiguar qué mensaje es populista y cuál no.

4.2. El populismo en EE.UU. y el perfil de Donald J. Trump

4.2.1. Orígenes del populismo estadounidense

Según Panizza, el término ‘populista’ fue utilizado por primera vez en Estados Unidos en la década de 1890 por el Partido del Pueblo. En la segunda mitad del siglo XIX, en Estados Unidos se produjo un gran crecimiento de la población, se pasó de 31 millones de habitantes en 1860 a 75 millones en 1900 (Jurado, 2010). La economía del país subsistía mayoritariamente del sector agrícola y, por tanto, predominaba una población rural, que para finales de siglo se trasladaría a las grandes urbes provocando una serie de implicaciones económicas y sociales.
En esta época, la imagen que tenía el agricultor era la del gran emprendedor y autónomo americano. Los populistas idealizaron al granjero hasta el punto de considerarles el motor de la actividad económica del país y del funcionamiento de la democracia; eran la mayoría de la población, por ello los consideraron como los baluartes del gobierno democrático, según Jurado. También encontraron enemigos que los consideraban los culpables de sus problemas.
Surgieron diversas asociaciones populares a raíz del descontento social agrícola, como la Grange, el Greenback Party, las Farmer’s Alliances y los Knights of Labor, pero no tuvieron gran éxito. Es más, provocaron aún más la consolidación del bipartidismo estadounidense (Jurado, 2010). Estas organizaciones culminaron con la creación en 1892 del Partido del Pueblo, liderado por James B. Weaver, quien se presentó como candidato a la Presidencia. Los populistas incluyeron en sus demandas la intervención estatal de la economía, la reducción de la jornada laboral, disminuir la corrupción en las grandes organizaciones, reformas en el sistema electoral, restricción de la inmigración, etc. Los demócratas se beneficiaron de algunas de sus ideas.
Uno de los principales académicos del populismo estadounidense es Michael Kazin, fundamentalmente a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando se produce un desplazamiento del discurso populista liderado por los demócratas del New Deal al conservadurismo de la derecha americana, a partir de la década de 1960, liderado por el Gobernador de Alabama, George Wallace. Lowndes (2009) realiza un estudio sobre impacto del discurso llevado a cabo por Wallace en la política estadounidense, el cual se caracteriza por un aspecto racial y antiestatista.
Wallace fue nombrado Gobernador de Alabama en 1962 con su promesa de abolir las órdenes federales respecto a la segregación en la Universidad de Alabama. Las políticas y discursos las hacía con miras siempre a nivel nacional, ya que posteriormente lanzó su carrera a la presidencia, algo que nunca pudo alcanzar.
Con el paso del tiempo, en torno a 1964, Wallace fue moderando su oratoria. El anticomunismo comenzó a aparecer en sus discursos, acusó al gobierno federal de acercarse a políticas sociales y económicas marxistas y leninistas, consiguiendo así que conservadores tradicionales y ultraderechistas empezaran a simpatizar con él, de acuerdo con Lowndes.
En su último intento por la presidencia en 1976, Wallace optó por el eslogan “confíen en el pueblo”. Comenzó a aparecer en escenarios con afroamericanos, eliminando así cualquier signo racista de su imagen. Los enemigos seguirían siendo aquellos privilegiados y multimillonarios que no respondían ante la sociedad estadounidense evadiendo impuestos. Lowndes afirma que “el auge y la caída de Wallace demuestran que los movimientos populistas son finalmente insostenibles en una democracia liberal”.

4.2.2. Estados Unidos y Donald J. Trump

2016 era año de elecciones en Estados Unidos. Barack Obama llegaba al final de su presidencia tras ocho años de mandato. En 2015, la economía estadounidense cerró el año incrementando 292.000 nuevos puestos de trabajo en diciembre, un rendimiento sólido que en el conjunto del ejercicio elevó la cifra a 2,65 millones de personas, situándose así la tasa de desempleo en un 5%, el nivel más bajo desde que comenzara la crisis (Pozzi, 2016). De esta forma, Obama despedía el año con buenas cifras económicas, pero en el nuevo año se estancarían (Ruiz de Gauna, 2016). La recuperación financiera de la crisis global de 2008 estaba siendo más lenta de lo esperado. Todos estos nuevos datos se anunciaban un mes antes de que se produjeran las elecciones presidenciales, lo que motivaba un descontento de la población con el mandato de Obama y quizás tuviera consecuencias en el candidato demócrata a la presidencia.
2016 fue también el año en el que se abría de nuevo el debate de las armas, debido a los ataques a policías (Faus, 2016), la muerte de afroamericanos o la amenaza de atentados yihadistas.
En este contexto económico, político y social, Estados Unidos afrontaba unos nuevos comicios que marcarían sus políticas durante los próximos cuatro años. En el proceso de primarias por el Partido Republicano, se presentaron once candidatos con posibilidades para alcanzar la presidencia: Ted Cruz, Marco Rubio, Donald Trump, Ben Carson, Jeb Bush, Chris Christie, John Kasich, Rand Paul, Carly Fiorina, Rick Santorum y Mike Huckabee. Por el Partido Demócrata, serían tres los candidatos a la Casa Blanca: Hillary Clinton, Bernie Sanders y Martin O’Malley.
Nacido el 14 de junio de 1946, Donald John Trump era hijo de una familia de clase media-alta, cuya madre era inmigrante escocesa y cuyo padre era estadounidense e hijo de inmigrantes alemanes (Royo y Ureña, 2015). Estudió en la Escuela de Negocios de Wharton en la Universidad de Pensilvania. Tras graduarse en 1968, comenzó a trabajar junto con su padre en la empresa familiar Elizabeth Trump & Son, en el sector inmobiliario. En los inicios, se dedicaban a vender viviendas a familias de clase media, pero en 1974, cuando cogió el relevo, trasladó el negocio a Manhattan donde fue el inicio de su gran imperio empresarial. Hoy en día, es presidente de The Trump Organization, acumulando así una fortuna que se acerca a los 9.000 millones de dólares.
En la década de los 90, Trump tuvo que hacer frente a una gran crisis ya que no podía pagar sus enormes deudas. Durante un tiempo, tuvo que hipotecar algunos de sus bienes y declarar en bancarrota algún casino, pero a través de su habilidad de la negociación, consiguió superar la crisis y prolongar aún más su prestigio.
Las elecciones de 2016 no fueron su primer contacto en la política. A principios del nuevo milenio realizó su primer intento a la presidencia como candidato del Partido de la Reforma, consiguiendo captar la atención de todos los medios de comunicación, pero finalmente no alcanzó suficientes apoyos y retiró su candidatura. El 16 de junio de 2015, anunció oficialmente su candidatura a la Presidencia de Estados Unidos.
En estas elecciones presidenciales, los medios de comunicación llevaron a cabo un papel muy determinante, especialmente con la cobertura mediática que recibió Trump. Desde los inicios de la campaña, prácticamente todos los medios le mostraron su rechazo.

4.3. Discurso de Donald J. Trump

4.3.1. Discurso de Donald J. Trump en campaña

Los discursos elegidos para este trabajo son el pronunciado el día que acepta representar al Partido Republicano en la carrera hacia la Casa Blanca, por un lado, y el pronunciado el día de su juramento como presidente de Estados Unidos, por otro.
El primero está muy marcado por los problemas que achacaban al país (inmigración, terrorismo, violencia policial, etc.), la incompetencia de su rival Hillary Clinton, sus propuestas y sus experiencias vividas durante la campaña.
Se observa la abundancia de la primera persona del plural (nosotros comenzamos, somos, íbamos, llevaremos, conduciremos, seremos) y del posesivo nuestro/a (‘nuestras comunidades’, ‘nuestras calles’, ‘nuestro país’, ‘nuestra policía’, ‘nuestras carreteras’, etc.) para referirse tanto a los problemas que sufren él y los ciudadanos norteamericanos como a futuras políticas que emprenderá como presidente.
Desde el principio, Trump quiere hacer partícipe al pueblo americano de su plan a través de un campo semántico de palabras que implican la acción o la coordinación de más de una persona (‘nuestro plan’, ‘asegurémonos’, ‘necesitamos’, ‘traeremos’, ‘vamos a’, etc.): “(…) digo nosotros porque somos un equipo”. De esta forma, el ‘nosotros’ engloba a toda la gente a la que se dirige y que recoge y comparte las ideas del candidato.
Por otro lado, se utiliza la tercera persona para hablar de aquellos a los que quiere criticar o desprestigiar, de los que no se siente representado (‘han alineado’, ‘pueden golpear’, ‘ha fallado’, ‘propone’, ‘han amañado’, ‘agobiará’, ‘quiere despedir’), lo que en términos populistas se conoce como ‘enemigo’.
Llama la atención en el empleo de la primera persona del singular para hablar de propuestas ámbito económico. Trump es el experto del mundo de los negocios y solo él sabe cómo mejorar la actividad financiera del país. “He ganado miles de millones de dólares en acuerdos comerciales, ahora voy a hacer que nuestro país sea rico nuevamente”. También emplea la primera persona para contar experiencias personales que ha vivido durante la campaña (‘me levanto’, ‘he visitado’, ‘he abrazado’, ‘he visto’, etc.) o para hablar de propuestas que parece que emprenderá él mismo (‘créanme’, ‘restauraré’, ‘designaré’, ‘trabajaré’, ‘traeré’).
Asimismo, en cuanto al uso de las palabras, Trump utiliza numerosos adjetivos para enfatizar o decorar los argumentos que va pronunciando. Por un lado, utiliza términos de connotación negativa para desprestigiar las políticas de Hillary Clinton (‘indignante’, ‘delito’, ‘ilegalmente’, ‘fracasada’, ‘destrucción’, ‘muerte’, ‘legado’), para hablar de acciones o acuerdos que han sido nefastos para el país (‘humillación’, ‘arrodillarse’, ‘horribles’, ‘aplastadas’, ‘fallado’, ‘agotado’, ‘peores’) y para los medios de comunicación (‘mentiras’). Con relación a este último, Trump expone en el discurso algunos hechos del país ya que según él los medios manipulan la información y se atribuye el poder de la verdad: “les presentaré los hechos de manera sencilla y honesta”, “pero aquí, en nuestra convención, no habrá mentiras”, “les contaré los simples hechos, los que no sale en las noticias (…)”. Por contrario, emplea una connotación positiva para hablar de sus experiencias personales (‘valientes’, ‘amor’, ‘inocente’, ‘estupendos’, ‘hermosa’), su vida privada (‘fortuna’, ‘maravillosos’, ‘orgullo’, ‘alegría’, ‘honesta’, ‘caritativa’) o sus propuestas (‘ricos’, ‘juntos’, ‘creación’, ‘producir’, ‘prestigio’). Toda esta amalgama de palabras crea imágenes reales en cada uno de los ciudadanos que despiertan una fuerte emotividad, por ejemplo, cuando pronuncia “todos recordamos las imágenes de nuestros marines forzados a arrodillarse a punta de pistola por secuestradores iraníes”.
Destaca también la pronunciación en diversas ocasiones del adverbio ‘rápidamente’ cuando habla de políticas que urgen un especial cumplimiento: “vamos a vencer a los bárbaros de ISIS, y lo haremos rápidamente”, “vamos a ganar y lo vamos a hacer rápidamente”, sucederá y sucederá rápidamente”. También ocurre los mismo con ‘nunca más’, Trump lo repite en varios momentos cuando habla de acciones que han sido emprendidas por la Administración de Obama u otros hechos que han sucedido en el país. La palabra ‘legal’ aparece en constantes ocasiones, sobre todo cuando habla de los problemas de seguridad que acontecen en Estados Unidos.
Se aleja de un lenguaje culto o técnico con el fin de no parecer lejano al pueblo (‘politiquería’, ‘ella es su marioneta y tiran de los hilos’), y en su discurso se ayuda del fuerte sentimiento americano (“el americanismo, no el globalismo, será nuestro credo”), reforzando así el lema de su campaña Make America Great Again (Hacer a América grande de nuevo).
Un aspecto destacable en el ámbito sintáctico es el cambio inusual que se produce con la alteración del plural situando en primer lugar la forma femenina: “(…) que el tiempo que he pasado con las madres y los padres que han perdido a sus hijos (…)”.
En cuanto al tono, emplea una entonación generalmente normal, con un ritmo pausado con el fin de que se entienda todo lo que pronuncia y mostrarse así seguro de ello. Destaca también un aumento de la entonación cuando quiere remarcar el mensaje que está pronunciando, y a medida que va finalizando su intervención, su cadencia es más pausada dando pie al aplauso del público.
El segundo discurso elegido, el de la jura como Presidente, comienza con un agradecimiento a las principales autoridades presentes y al pueblo mundial y estadounidense su presencia. En el inicio envía un mensaje esperanzador y una crítica a todo lo que ha precedido: “estamos unidos en una gran iniciativa nacional para reconstruir nuestro país (…)”, “enfrentaremos nuevos desafíos. Confrontaremos dificultades, pero cumpliremos con el trabajo”. De esta forma, se observa la dinámica que ha llevado durante todos sus discursos en partir de un Estados Unidos destruido e incluir y hacer partícipe al pueblo de las futuras acciones que reconstruyan al país a través del uso de la primera persona del plural (‘definiremos’, ‘juntos’, ‘confrontaremos’, ‘uniremos’, ‘reforzaremos’, etc.) y del posesivo ‘nuestro’ (‘nuestro país’, ‘nuestra frontera’, ‘nuestro gobierno’, ‘nuestros sueños’, ‘nuestros éxitos’, ‘nuestro estilo de vida’, etc.). Asimismo, destaca el uso de la palabra ‘poder’ en varias ocasiones, pero en este caso no es para hablar de aquellos que lo ostentaban sino para afirmar que ahora pertenece al pueblo: “(…) estamos transfiriendo el poder de Washington y se lo estamos devolviendo a ustedes, el pueblo”. Además, hace referencia a quienes eran sus enemigos, en ejemplos como “un pequeño grupo de la capital” o la “élite”, que son los que se beneficiaban a costa del pueblo americano. De esta manera, Trump realiza un contraste entre él y la élite política utilizando una combinación de los posesivos ‘sus’ y ‘tus’, siendo el primero para hablar de aquellas cosas que los políticos no compartían con los ciudadanos norteamericanos: “sus victorias no han sido tus victorias. Sus triunfos no han sido tus triunfos”. Se produce un refuerzo en la idea de que no es un partido quien ha conseguido el poder sino el pueblo cuando afirma que es “la gente” quien controla el gobierno.
Durante todo el discurso, mantiene ese mensaje esperanzador cargado de un fuerte sentimiento y patriotismo: “debemos pensar en grande y soñar más en grande”, “ningún desafío puede equiparar el corazón, la lucha y el espíritu que tiene Estados Unidos”, “juntos haremos que Estados Unidos vuelva a ser fuerte”. Esta esperanza viene caracterizada por términos abstractos como ‘sueños’, ‘libertades’, ‘la bandera estadounidense’ (como símbolo patriótico), ‘lealtad’. Predomina un cierto grado de paternalismo y religiosidad, ya que Trump asegura en diversas ocasiones la protección del pueblo americano a través del ejército y de Dios: “nos protegerán grandes hombres y mujeres de nuestro ejército y las fuerzas del orden, pero lo más importante es que Dios nos protegerá”.
Describe los problemas de Estados Unidos usando términos negativos, sobre todo al hablar de la inseguridad en las calles (‘crimen’, ‘pandillas’, ‘drogas’, ‘robado’, ‘masacre’). Reserva los términos positivos para hablar del pueblo americano (‘gente honesta’, ‘triunfo’, ‘celebración’).
En cuanto al tono, mantiene la cadencia pausada que se ha observado en el anterior discurso, pero, en este caso, la entonación es menor, probablemente debido al tipo de acto y al tipo de público al que se dirige.

4.4. Interpretación de los discursos de Donald J. Trump

Se observa generalmente en sus discursos que trata de llamar la atención para explicar un problema y posteriormente exponer su propuesta para resolverla, la clásica simbiosis problema-solución.
En Estados Unidos se estaban produciendo una serie de hechos que podían propiciar el surgimiento de un movimiento con aires populistas. Había una pluralidad de demandas en la población que la Administración de Obama era incapaz de absorber y Donald J. Trump supo leer adecuadamente esas necesidades y situarse como líder y motivador de esa parte del pueblo que se sentía ignorada. A través del empleo en los discursos de la primera persona del plural y de los posesivos (nuestro/s, tus, sus, etc.) se produce una identidad y una cohesión social que forma un sujeto popular, que con las críticas a la élite y la glorificación del pueblo descubre los criterios elementales de pertenencia al grupo unificados en un ‘nosotros’ frente al enemigo agrupados en un ‘ellos’. Así, se observa también que llegue a afirmar “gente que trabaja duro pero que ya no tiene voz. Yo soy vuestra voz” o “estoy con ustedes, con el pueblo estadounidense. Yo soy su voz”.
Parte de un Estados Unidos que cree que ha sido destruido, tanto económica como políticamente, que ha perdido su patriotismo y, por tanto, el respeto del que gozaba internacionalmente. Según Panizza (2009), son éstas las situaciones perfectas para que el candidato se muestre independiente al establishment. En su discurso, Trump afirma: “he bajado a la arena política para que los poderosos ya no puedan golpear a la gente que no puede defenderse por sí misma. Nadie conoce el sistema mejor que yo, por eso soy el único que puede arreglarlo”. En otro de los momentos llega a pronunciar “(…) hay que liberarse de la politiquería del pasado”.
Asimismo, se observa la formación de un enemigo a través del uso de la tercera persona del singular y del plural y de expresiones como ‘un pequeño grupo de la capital’, ‘oponente’ o ‘élites’. Trump los incluye a todos en un mismo grupo y los interrelaciona de tal manera que solo haya un enemigo único, su rival Hillary Clinton: “Las grandes empresas, los medios de comunicación de élite y los mayores donantes se han alineado detrás de la campaña de mi oponente porque saben que ella mantendrá ese sistema amañado”.
Para él, Estados Unidos ha dejado de ser una potencia mundial y llega a pronunciar que ya no ganan ni a China, Japón, Rusia e, incluso, a México. Por ello, Trump destaca que en varios momentos que Estados Unidos será de nuevo líder mundial: “ya no ganamos, ¡pero volveremos a ganar de nuevo!”.
Asimismo, otro de los elementos populistas que se atisban en el discurso de Donald Trump es un sentimiento de empatía hacia aquellas familias que han sufrido las consecuencias de un asesinato o que se encuentran en situación de pobreza, con el fin de que el pueblo se sienta identificado y comparta sus propuestas y, a su vez, para criticar a la élite gobernante.
Abunda el empleo de numerosos adjetivos, tanto positivos como negativos, para enfatizar sus argumentos y dar una cierta carga emocional. También se observan expresiones y términos abstractos con poca relación con el programa fáctico, simplemente para formar un espejismo en el futuro de la población cargada con dosis de patriotismo y sentimentalismo: “lucharé por ustedes con cada aliento de mi cuerpo y jamás les fallaré”; “los estadounidenses estarán de nuevo en primer lugar”; “no tengo paciencia para la injusticia”; “volveremos a tener nuestros sueños”.
El candidato republicano, caracterizado por poseer buenas dotes comunicativas, era el líder ideal que necesitaba el pueblo estadounidense, alguien que le dijera lo que necesitaba oír. Los ciudadanos norteamericanos veían en él al empresario de éxito que supo llevar el negocio familiar a la cúspide de los negocios y convertirse en una de las personas más ricas del mundo. Era un showman capaz de decir lo que piensa, fuera de lo políticamente correcto. De hecho, en el primer discurso analizado afirma “les presentaré los hechos de manera sencilla y honesta. Ya no podemos permitirnos ser tan políticamente correctos”. Este es el estilo de Trump en sus discursos, que dependiendo del contexto en el que se desenvuelva, emplea un discurso menos formal y más indiscreto, como es el primer discurso analizado, que en el segundo, en el que se observa algo más comedido y formal.

5. CONCLUSIONES

El objetivo propuesto en este trabajo consistía en saber si Donald Trump diseñó su discurso basándose en el populismo con el fin de llegar al electorado y captar su voto. Este hecho se cumple dado que se hallan en sus discursos elementos característicos del populismo.
Trump, además de orquestar una campaña predicando que Estados Unidos en primer lugar, traslada el triunfo de las elecciones al pueblo y asegura que el poder del país lo tiene ahora los ciudadanos.
Trump y su partido tratan de culpabilizar de los problemas del país no solo a las élites nacionales, sino también a los medios de comunicación y a la inmigración ilegal, es decir, todo aquello que es ajeno al pueblo estadounidense.
Apuesta por un programa político conservador caracterizado por un proteccionismo al producto y al empleo estadounidense.
En la figura de Donald J. Trump, se observa un populismo de derechas, característico de países de centro-Europa, en los que impera ciertos tientes xenófobos y el líder se siente parte del pueblo y este se siente identificado en él, ya que es una persona legitimada que tiene el poder de la verdad debido a su éxito en su vida privada.

6. ANEXOS

6.1. Discurso de Trump: acepta la nominación como candidato republicano. El 21 de julio de 2016

“Quien habría pensado que cuando nosotros comenzamos este viaje el 16 de junio del año pasado, y digo nosotros porque somos un equipo, íbamos a recibir casi 14 millones de votos, el número más alto en la historia del Partido Republicano. Y que el Partido Republicano tendría un 60% más votos que hace ocho años.
Los demócratas, por el contrario, recibieron 20% menos votos de los de hace cuatro años, nada bien, nada bien.
Juntos, llevaremos a nuestro partido de nuevo a la Casa Blanca y conduciremos nuestro país de nuevo hacia la seguridad, la prosperidad y la paz. Seremos un país de generosidad y cordialidad. Pero también seremos un país de ley y orden.
Nuestra convención tiene lugar en un momento de crisis para nuestra nación. Los ataques a nuestra policía y el terrorismo en nuestras ciudades amenazan nuestra forma de vida. Cualquier político que no comprenda este peligro no sirve para liderar este país.
Los estadounidenses que están siguiendo este discurso esta noche han visto las recientes imágenes de violencia en nuestras calles y el caos en nuestras comunidades. Muchos han sido testigos de esta violencia en persona, algunos incluso han sido sus víctimas.
Tengo un mensaje para todos vosotros: el crimen y la violencia que hoy afligen a nuestra nación pronto llegarán a su fin… La tarea fundamental del Gobierno es defender las vidas de sus propios ciudadanos. Cualquier Gobierno que fracase en esto es un Gobierno indigno de tomar el mando.
Por fin ha llegado el momento de hacer una valoración franca sobre el estado de nuestra nación. Les presentaré los hechos de manera sencilla y honesta. Ya no podemos permitirnos ser tan políticamente correctos.
Si quieren escuchar el discurso usual de las empresas, mentiras cuidadosamente elaboradas y los mitos de los medios, la convención de los Demócratas es la semana que viene. Pero aquí, en nuestra convención, no habrá mentiras. Honraremos a los estadounidenses con la verdad, y nada más.
Estos son los hechos:
Estamos viendo cómo se retrocede tras décadas de progresos realizados para erradicar el crimen por la reducción que ha hecho esta Administración de las fuerzas del orden.
Los homicidios aumentaron el año pasado un 17% en las 50 mayores ciudades americanas. Es el mayor incremento de los últimos 25 años.
En la capital de nuestra nación, los asesinatos se han incrementado un 50%. En los alrededores de Baltimore han alcanzado cerca de un 60%.
En Chicago, la ciudad natal del presidente, más de 2.000 personas han sido víctimas de tiroteos en lo que va de año. Y más de 3.600 han sido asesinadas en la región de Chicago desde que asumió el cargo.
El número de policías asesinados en acto de servicio ha aumentado cerca de un 50% respecto al mismo periodo del año pasado.
Cerca de 180.000 inmigrantes ilegales con antecedentes penales, con órdenes de deportación de nuestro país, están esta noche vagando libres y son una amenaza para ciudadanos pacíficos.
El número de familias de nuevos inmigrantes ilegales que han cruzado la frontera en lo que va de año ya supera las cifras de 2015. Decenas de miles se están quedando libres en nuestras comunidades sin tener en cuenta su impacto en la seguridad pública ni en los recursos.
Uno de los que cruzó la frontera fue soltado y llegó hasta Nebraska. Allí, acabó con la vida de una chica inocente llamada Sarah Root. Tenía 21 años y fue asesinada el día después de graduarse con las máximas calificaciones, primera en su clase. Su asesino fue liberado una segunda vez y ahora es un fugitivo.
Conocí a la hermosa familia de Sarah. Pero para esta Administración, su increíble hija solo era una vida americana más que no merecía ser protegida. Nunca más. Una vida más que sacrificar ante el altar de las fronteras abiertas.
¿Y qué hay de nuestra economía? De nuevo, les contaré los simples hechos, los que no están en las noticias que siguen cada noche ni en el periódico que leen por las mañanas:
Casi cuatro de cada diez niños afroamericanos viven en la pobreza, mientras que el 58% de los jóvenes afroamericanos está en paro. Dos millones más de hispanos viven en la pobreza desde que el presidente Obama juró el cargo hace menos de ocho años.
Otros 14 millones de personas han quedado completamente fuera del mercado de trabajo. Los ingresos de los hogares han bajado más de 4.000 dólares desde el año 2000. Nuestro déficit comercial ha alcanzado cerca de 800.000 millones de dólares –piensen en eso– solamente el año pasado. Vamos a arreglar eso.
El presupuesto no está mejor. El presidente Obama ha casi duplicado nuestra deuda nacional hasta más de 19 billones de dólares y esta sigue creciendo. ¿Qué es lo que podemos mostrar? Nuestras carreteras y puentes se hacen pedazos, nuestros aeropuertos están en condiciones tercermundistas, y 43 millones de estadounidenses se alimentan con vales de comida.
Ahora, veamos cómo están las cosas fuera:
Nuestros ciudadanos no solo han sufrido el desastre dentro de casa, también han vivido una humillación internacional tras otra, una tras otra. Todos recordamos las imágenes de nuestros marines forzados a arrodillarse a punta de pistola por secuestradores iraníes. (…)
América es mucho menos segura, y el mundo mucho menos estable, desde que Obama decidió poner a Hillary Clinton al cargo de la política exterior americana. Asegurémonos de derrotarla en noviembre. Estoy seguro de que es una decisión de la que de verdad el presidente Obama se arrepiente. Su mala intuición y su mal juicio, algo que ha señalado Bernie Sanders, son la causa de tantos de los desastres actuales.
Hagamos un repaso:
En 2009, antes de Hillary, el ISIS ni siquiera estaba en el mapa. Libia estaba estable. Egipto era pacifico. En Irak se estaba reduciendo mucho la violencia. Irán estaba siendo sacudida por las sanciones. Siria estaba bastante bajo control.
Tras cuatro años de Hillary Clinton, ¿qué tenemos? El ISIS se ha extendido por la región y por el mundo entero. Libia está en ruinas, y nuestro embajador y su equipo fueron abandonados desamparados hasta la muerte a manos de asesinos salvajes.
Egipto se ha entregado a los radicales Hermanos Musulmanes, forzando a los militares a retomar el control. Irak es el caos. Irán se dirige hacia las armas nucleares. Siria está envuelta en una guerra civil y en una crisis de refugiados que ahora amenaza al Oeste.
Después de 15 años de guerras en Oriente Medio, billones de dólares gastados y miles de vidas perdidas, la situación es peor que lo que había sido nunca hasta ahora. Este es el legado de Hillary Clinton: muerte, destrucción, terrorismo y debilidad. Pero el legado de Hillary Clinton no tiene por qué ser el legado de América. (…)
La diferencia más importante de nuestro plan respecto al de nuestros oponentes es que el nuestro pone a los estadounidenses en primer lugar. El americanismo, no el globalismo, será nuestro credo. (…)
Todo esto cambiará en 2017. Los estadounidenses estarán de nuevo en primer lugar.
Mi plan empieza con la seguridad en casa, barrios seguros, fronteras seguras y protección ante el terrorismo. No puede haber prosperidad sin ley ni orden.
En la economía, diseñaré reformas para crear millones de nuevos puestos de trabajo y billones de nueva riqueza que sirvan para reconstruir América. A varias de estas reformas que señalaré esta noche se opondrán algunos de los intereses más poderosos de nuestro país. La razón es que estos intereses han amañado nuestro sistema político y económico en pos de su exclusivo beneficio. Créanme, es por su beneficio. (…)
Mi mensaje es que las cosas deben cambiar, y ahora mismo. Cada día me levanto con la determinación de cumplir con la gente que he conocido por todo el país que ha sido desatendida, ignorada y abandonada. Quiero darles una mejor vida. He visitado a trabajadores despedidos de las fábricas y comunidades aplastadas por horribles e injustos acuerdos comerciales. Estos son los hombres y mujeres olvidados de nuestro país, que son olvidados, pero no seguirán así por mucho tiempo. Gente que trabaja duro pero que ya no tiene voz. Yo soy vuestra voz.
He abrazado a madres en lágrimas que han perdido a sus hijos porque nuestros políticos han puesto sus agendas personales por delante del bien nacional. No tengo paciencia para la injusticia. Qué buenos que son nuestros policías. Y qué bueno que es Cleveland.
No tengo paciencia para la injusticia, ni tolerancia para la incompetencia del Gobierno, tampoco simpatía por los líderes que fallan a sus ciudadanos. (…)
He bajado a la arena política para que los poderosos ya no puedan golpear a la gente que no puede defenderse por sí misma. Nadie conoce el sistema mejor que yo, por eso soy el único que puede arreglarlo.
He visto en primera persona cómo el sistema es amañado contra nuestros ciudadanos, igual que lo fue contra Bernie Sanders, al que nunca se dio una oportunidad, nunca. Pero los que le apoyan se unirán a nuestro movimiento porque nosotros arreglaremos el tema que más les preocupa: los acuerdos de mercado que roban nuestros países. (…)
Tengo un mensaje para todo el que amenace la paz en nuestras calles y la seguridad de nuestra policía: cuando jure el cargo el año que viene, restauraré la ley y el orden en nuestro país. Créanme que lo haré. (…)
Cuando sea presidente, trabajaré para asegurar que todos nuestros niños sean tratados por igual y protegidos por igual. En cada paso que dé me preguntaré: ¿Hace esto la vida más fácil a los jóvenes estadounidenses de Baltimore, de Chicago, Detroit, Ferguson, que tienen, de verdad, el mismo derecho a vivir sus sueños que cualquier otro niño de América?
Para garantizar la seguridad en América también debemos ocuparnos de las crecientes amenazas a las que nos enfrentamos fuera: vamos a vencer a los bárbaros de ISIS, y lo haremos rápidamente. (…)
Yo sólo quiero admitir en nuestro país a personas que apoyen nuestros valores y amen a nuestro pueblo. Cualquier persona que apoye la violencia, el odio o la opresión no es bienvenida en nuestro país y nunca jamás lo será. (…)
Décadas de niveles históricos de inmigración han resultado en salarios más bajos y mayor desempleo para nuestros ciudadanos, especialmente para los trabajadores afroamericanos e hispanos.
Tendremos un sistema de inmigración que funcione, pero uno que funcione para el pueblo estadounidense. (…)
Vamos a construir un gran muro en la frontera para detener la inmigración ilegal, para detener las bandas y la violencia, y para evitar que las drogas lleguen a nuestras comunidades.
He tenido el honor de recibir el respaldo de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, y trabajaré directamente con ellos para proteger la integridad de nuestro sistema legal, legal, legal, legal de inmigración. Legal. (…)
Pero mi mayor compasión será para con nuestros propios ciudadanos que están en apuros. ¡USA! ¡USA! ¡USA! (…)
Tengo una visión diferente para nuestros trabajadores. Comienza con una nueva política de comercio justo que proteja nuestros empleos y se enfrente a los países que quieren hacer trampas, de los cuales hay muchos. Ha sido un mensaje distintivo de mi campaña desde el primer día, y será una característica distintiva de mi presidencia desde el momento en que tome posesión. He ganado miles de millones de dólares en acuerdos comerciales, ahora voy a hacer que nuestro país sea rico nuevamente. Voy a convertir nuestros malos acuerdos comerciales en excelentes acuerdos comerciales.
Estados Unidos ha perdido casi un tercio de sus empleos en el sector manufacturero desde 1997, tras la promulgación de los desastrosos acuerdos comerciales apoyados por Bill y Hillary Clinton. (…)
Vamos a empezar a construir y hacer las cosas de nuevo. Posteriormente vendrá la reforma de nuestras leyes fiscales, reglamentos y normas energéticas. Mientras que Hillary Clinton ha previsto un aumento masivo de impuestos, yo he propuesto la mayor reducción de impuestos de cualquier candidato que se haya presentado a la carrera presidencial de este año, demócrata o republicano. (…)
Con estas nuevas políticas económicas, miles de millones de dólares comenzarán a fluir hacia nuestro país. Esta nueva riqueza mejorará la calidad de vida de todos los estadounidenses. Vamos a construir los caminos, carreteras, puentes, túneles, aeropuertos y los ferrocarriles del mañana. Esto, a su vez, creará millones de empleos más. Vamos a rescatar a los niños de las escuelas de bajo rendimiento ayudando a sus padres a enviarlos a una escuela segura de su elección. (…)
He tenido una muy buena vida en los negocios. Pero ahora, mi única y exclusiva misión es trabajar por nuestro país, trabajar para todos ustedes. Es el momento de darle una victoria al pueblo estadounidense. Ya no ganamos, ¡pero vamos a ganar de nuevo!
Pero para lograr eso, hay que liberarse de la politiquería del pasado. Estados Unidos es una nación de creyentes, soñadores y luchadores que está siendo guiada por un grupo de censores, críticos, y cínicos. (…)
Haremos de Estados Unidos un país fuerte nuevamente.
Haremos de Estados Unidos un país orgulloso nuevamente.
Haremos de Estados Unidos un país seguro nuevamente.
Haremos de Estados Unidos un gran país nuevamente.
¡Que Dios los bendiga y feliz noche, los amo!
Discurso de Trump: acepta el cargo como presidente de Estados Unidos. El 20 de enero de 2017
“Presidente de la corte suprema Roberts, presidente Carter, presidente Clinton, presidente Bush, presidente Obama, compatriotas estadounidenses y ciudadanos del mundo: gracias.
Ahora nosotros, los ciudadanos de Estados Unidos, estamos unidos en una gran iniciativa nacional para reconstruir nuestro país y restaurar su promesa para todo nuestro pueblo. Juntos definiremos el rumbo de Estados Unidos y el mundo durante muchos, muchos años por venir. Enfrentaremos desafíos. Confrontaremos dificultades, pero cumpliremos con el trabajo.
Cada cuatro años nos reunimos en estas escalinatas para realizar una transferencia ordenada y pacífica del poder, y estamos agradecidos con el presidente Obama y la primera dama Michelle Obama por su gentil apoyo a lo largo de esta transición. Han sido magníficos. Gracias.
Sin embargo, la ceremonia de hoy tiene un significado muy especial. Porque no solo estamos transfiriendo el poder de una administración a otra o de un partido a otro, sino que estamos transfiriendo el poder de Washington y se lo estamos devolviendo a ustedes, el pueblo.
Durante demasiado tiempo, un pequeño grupo de la capital de nuestra nación ha cosechado las recompensas del gobierno mientras que el pueblo ha pagado los costes. Washington floreció, pero el pueblo no compartió su riqueza.
Los políticos prosperaron, pero los empleos se acabaron y las fábricas cerraron. La élite se protegió, pero no cuidó a los ciudadanos de nuestro país. Sus victorias no han sido vuestras victorias. Sus triunfos no han sido vuestros triunfos y, mientras ellos celebraban en la capital de nuestro país, las familias en dificultades no tenían nada que celebrar.
Pero todo eso va a cambiar justo aquí y justo ahora, porque este momento es vuestro momento. Os pertenece a vosotros. Os pertenece a todos los que están aquí reunidos y a quienes observan a lo largo de Estados Unidos. Este es vuestro día, esta es vuestra celebración y este, los Estados Unidos de América, es vuestro país.
Lo que de verdad importa no es qué partido controla nuestro gobierno, sino que la gente controle nuestro gobierno. El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo volvió a gobernar este país. (…)
El juramento que hoy hago es un juramento de lealtad a todos los estadounidenses. Durante muchas décadas hemos enriquecido la industria extranjera a costa de la industria estadounidense, hemos subsidiado a los ejércitos de otros países mientras permitimos que el nuestro quedara tristemente mermado.
Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos rehusamos a defender las nuestras, y gastamos billones y billones de dólares en el extranjero mientras la infraestructura de Estados Unidos ha quedado en muy mal estado y se ha deteriorado. Hemos hecho ricos a otros países mientras la riqueza, la fuerza y la seguridad de nuestro país se han esfumado en el horizonte.
Una por una, las fábricas han cerrado y abandonado nuestras costas sin considerar a los millones y millones de trabajadores estadounidenses que se quedaron atrás. La riqueza de nuestra clase media ha sido despojada de sus hogares y después redistribuida en todo el mundo. Pero ese es el pasado y ahora estamos viendo hacia el futuro.
Quienes estamos reunidos hoy emitimos un nuevo decreto que se escuchará en cada ciudad, en cada capital extranjera y en cada gobierno. A partir de este día, una nueva visión gobernará nuestra tierra. A partir de este día, solo Estados Unidos será la prioridad. Estados Unidos primero.
Cada decisión en torno al comercio, los impuestos, la inmigración y los asuntos exteriores se tomará para beneficiar a los trabajadores y las familias estadounidenses. Debemos proteger nuestras fronteras de la devastación de otros países que fabrican nuestros productos, se roban nuestras industrias y acaban con nuestros empleos. La protección nos brindará una gran fuerza y prosperidad. (…)
No queremos imponerle nuestro estilo de vida a nadie, sino dejar que resplandezca como ejemplo. Seremos la luz que guía a todos. Reforzaremos viejas alianzas, formaremos otras nuevas y uniremos al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical, que será erradicado por completo de la faz de la Tierra.
El fundamento de nuestras políticas será una lealtad total a los Estados Unidos de América y, mediante la lealtad a nuestro país, redescubriremos la lealtad entre nosotros. Cuando le abres el corazón al patriotismo, no hay espacio para el prejuicio. La Biblia nos habla de lo positivo y agradable que es cuando las personas de Dios viven juntas y en unidad.
Debemos expresar lo que pensamos de manera abierta, debatir nuestros desacuerdos con honestidad, pero siempre buscar la solidaridad. Cuando Estados Unidos está unido, es totalmente imparable. No debe haber temor. Estamos protegidos, siempre estaremos protegidos. Nos protegerán grandes hombres y mujeres de nuestro ejército y las fuerzas del orden, pero lo más importante es que Dios nos protegerá.
Finalmente, debemos pensar en grande y soñar más en grande. En Estados Unidos entendemos que un país solo vive mientras lucha.
Ya no aceptaremos a políticos que solo prometan y no cumplan, de los que se quejan constantemente pero nunca hacen nada al respecto. El momento para los discursos vacíos ha terminado. Ha llegado la hora de actuar. No permitáis que nadie os diga que eso no se puede hacer. Ningún desafío puede equiparar el corazón, la lucha y el espíritu que tiene Estados Unidos. No fracasaremos. Nuestro país florecerá y prosperará de nuevo.
Atestiguamos el nacimiento de un nuevo milenio listo para revelar los misterios del espacio, para liberar a la Tierra de las miserias de la enfermedad y aprovechar las energías, industrias y tecnologías del mañana. Un nuevo orgullo nacional nos sacudirá, elevará nuestros prospectos y curará nuestras divisiones. Es tiempo de recordar esa vieja sabiduría que nuestros soldados jamás olvidarán: sin importar si somos negros, morenos o blancos, todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas. (…)
Así que todos los estadounidenses en cada ciudad cercana o lejana, pequeña o grande, de montaña a montaña, de océano a océano, escuchen estas palabras:
Jamás volverán a ser ignorados.
Vuestra voz, vuestras esperanzas y vuestros sueños definirán nuestro destino estadounidense.
Y vuestro valor, bondad y amor nos guiarán a lo largo del camino.
Juntos haremos que Estados Unidos vuelva a ser fuerte.
Haremos que Estados Unidos vuelva a ser rico.
Haremos que Estados Unidos vuelva a ser orgulloso.
Haremos que Estados Unidos vuelva a ser seguro.
Y, sí, juntos haremos que Estados Unidos vuelva a ser grandioso.
Gracias. ¡Que Dios los bendiga y que Dios bendiga a Estados Unidos! Gracias. Que Dios bendiga a Estados Unidos”.

REFERENCIAS
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AUTORES
Rafael Barberá González: Doctor en Periodismo por la Universidad San Pablo-CEU, licenciado en Periodismo por esta Universidad y licenciado en Derecho por la UCM. Profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM y en la Facultad de Comunicación de la UFV, donde dirige el Master Universitario en Producción y Realización en Radio y Televisión. Sus líneas de investigación se centran en la comunicación política y la comunicación de crisis. Ha publicado varios artículos científicos sobre estas materias.
rbarbera@ucm.es
Orcid ID: https://orcid.org/0000-0001-7471-3992
Félix Martín del Fresno: Graduado en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Magíster en Comunicación de las Organizaciones por la Universidad Complutense de Madrid.
felixmartindf@gmail.com